Bitcoin, ¡la revolución!

Bitcoin como mayor exponente del movimiento de las criptomonedas, engloba una revolución que va a dejar temblando a las anteriores revoluciones (la revolución industrial y la digital…) .

No solo eso, sino que además, por primera vez en la historia, cualquier persona con acceso a Internet puede beneficiarse de ella, algo que no ocurrió con ninguna de las demás. El potencial económico y financiero se dispara exponencialmente.

Pero vayamos un poco con la historia de todo este tema:

El lanzamiento del Bitcoin en enero de 2009 supuso un acontecimiento clave para muchos (y, en particular, para las comunidades criptográfica y libertaria): por primera vez en la historia, la sociedad tenía acceso a un sistema monetario electrónico y descentralizado diseñado a prueba de injerencias externas.

Un atributo esencial del dinero es que no debe ser fácil de imitar, pues de lo contrario habría quien se sentiría tentado a hacer copias de las «monedas» o «billetes», los cuales perderían en ese caso su valor. Esta cualidad resulta incluso más crítica para el dinero electrónico, por la extremada facilidad con que se puede realizar una copia perfecta de un archivo informático o modificarlo. Precisamente esta razón es la que hace que los actuales sistemas de pagos electrónicos dependan crucialmente de terceros de confianza: solo algunas entidades escogidas (p. ej., bancos) están autorizadas a llevar registros de las transacciones electrónicas, y solo una institución (por regla general, el banco central) está facultada para imprimir billetes. Gobiernos y bancos centrales seleccionan celosamente a los autorizados a intermediar, registrar y almacenar transacciones electrónicas. Y es que sin confianza en las instituciones, no sería posible ninguna forma segura de pagos electrónicos.

Hoy en día, la mayoría de los sistemas de dinero están centralizados de alguna manera. Así sucede con las monedas emitidas por los Estados, como el dólar estadounidense o el euro, en las que existe un agente central, el banco central, que actúa como tercero de confianza.

La moneda virtual tiende a seguir su propio camino, ignorando los devenires de gobiernos, bancos centrales y empresas.

¿Es posible, entonces, controlar el bitcoin? ¿Puede convertirse la criptomoneda en un nuevo recurso estratégico por el que luchar en la escena internacional? La criptodivisa ha revolucionado la concepción tradicional de las monedas, controladas hasta ahora por los bancos centrales, al ser creada de forma descentralizada y estar basada en las transacciones y validaciones de la cadena de bloques.

Sus características propias tienen una dificultad añadida y es que ni gobiernos ni autoridades financieras saben todavía cómo regularla.

La prohibición no es una opción, como explica Ricardo Pérez-Marco, director de investigaciones en el CNRS: “Crear una moneda independiente del Estado era el objetivo. Es una red que en su propia concepción hace que sea casi imposible de controlar y está diseñada para ser resistente, igual que en su momento Internet. Esto incomoda a los estados, pero el bitcoin es un animal escurridizo”.

Es normal que luego de lo ocurrido durante el 2018, muchas personas hayan perdido las esperanzas en Bitcoin y las criptomonedas en general. Y es que, ¿cómo confiar en una industria que prometía tantas cosas y a lo largo de todo el año sólo trajo caídas contundentes, múltiples casos de estafas y grandes robos?

Sin embargo, esa es sólo la parte más fea de la historia, que personas como Tim Draper prefieren recordar como simples anécdotas, ya que el verdadero potencial de Bitcoin va mucho más allá de eso. Draper, socio fundador de Draper Associates y director de Draper University, es un gran entusiasta de las monedas digitales, incluso años antes que Bitcoin hiciera su aparición.

La «Revolución de Bitcoin» está más cerca que nunca, según Tim Draper

Según el empresario, vio por primera vez el potencial de un activo digital en 2004, cuando se enteró que personas adineradas en Corea estaban pagando dinero real por artículos de juegos en línea. «Me hizo pensar que venía un negocio increíble en productos virtuales», aseguró.

Varios años después, en el 2011, conoció Bitcoin y desde entonces no dejó de involucrarse con la tecnología. A medida que iba aprendiendo más y más sobre la moneda digital, entendió que podía usarse para almacenar valor y pagar cualquier cosa, no sólo para cosas de videojuegos.Trabajó en Coinlab, junto con Peter Vincennes, que pronto se convirtió en una compañía dedicada a la minería y e innovación con Bitcoins. Poco después, su hijo comenzó un acelerador llamado Boost VC, que se convertiría en el primer inversor de Coinbase.

«Me di cuenta de que la demanda de esta nueva moneda digital era tan fuerte que incluso un gran robo no evitaría que Bitcoin creara una nueva forma de realizar transacciones, almacenar y transferir dinero».

Se dio cuenta que las monedas digitales podían ser la respuesta que muchas personas estaban buscando luego de crisis financiera, cuando gran parte de la población perdió la confianza en el dinero fiduciario y en el gobierno.

Además, en Bitcoin estaba la respuesta para aquellas personas no bancarizadas, que no habían podido crecer económicamente porque los bancos en sus países no consideraban que tuviesen los requisitos necesarios para crear una cuenta.

Es por ello que poco tiempo después volvió a adquirir una buena cantidad de Bitcoins, pero esta vez los usaría para algo positivo. «Decidí que los usaría para apoyar en la proliferación de Bitcoins en los mercados de países emergentes donde las personas no tenían confianza en sus propias monedas».

Y como él, muchas otras empresas a nivel mundial han visto el gran potencial que tiene Bitcoin. No es sólo una moneda digital, es la oportunidad para muchos de no depender del gobierno o una entidad bancaria para manejar sus finanzas, es una expresión de libertad, es la herramienta necesaria para crecer.

Cada día más compañías se unen a la industria criptográfica. Y para Draper, solo es cuestión de tiempo para que las demás se le unan. Claro, resalta que no será sencillo, ya que muchas de ellas tendrán que pasar por cambios fundamentales que casi siempre son difíciles, y las personas deberán aprender a que los bancos, los terceros de confianza tradicionales, pronto serán reemplazados por computadoras que monitorean sus activos a través de la cadena de bloques. Pero esto se superará y el cambio vendrá. Es por ello que Draper asegura que:

«Hoy, estoy más seguro que nunca de que viene la Revolución de Bitcoin».

Aunque el Bitcoin puede considerarse una revolución, no es una solución ideal. La mayoría coincide en que si algún día una criptomoneda llega a formar parte de nuestra vida diaria, dicha moneda no será el Bitcoin. Desde su nacimiento, han surgido más de mil nuevas criptomonedas alternativas que buscan convertirse en «la criptomoneda» con mayúsculas. La mayoría ofrecen características adicionales prometedoras, como contratos inteligentes (smart contracts). Pero aún falta por aparecer la «killer application» que haga que su uso se generalice. El «sector del blockchain» continúa, así pues, en fase de desarrollo..

Cuando esto suceda, y salga esa “killer application” que todos necesitemos con respecto al bitcoin…

Manu S.

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